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Lejos están los días en que la infancia y la adolescencia eran etapas felices y despreocupadas. Hoy en día, la desatención y el maltrato de los padres, los problemas sentimentales y la soledad empujan en el Perú -como ocurre en los países desarrollados- a miles de chicas y chicos de entre 9 y 17 años de edad a la depresión e incluso al suicidio.
Se suele suponer que las carencias materiales y la crisis que agobian a las familias contribuyen a que, en situaciones extremas, los miembros más vulnerables -madres, infantes y adolescentes- tomen medidas desesperadas contra ellos mismos. Sin embargo, los suicidios y otros problemas emocionales también se presentan en los niveles altos.
El suicidio, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es un problema de salud pública que no distingue edades ni géneros y que provoca casi la mitad de todas las muertes violentas que se registran en el planeta. Se traduce en casi un millón de víctimas al año, además de costos económicos de miles de millones de dólares. Las estimaciones indican que para el año 2020 los suicidas podrían llegar a 1,5 millones de personas. El 10 de setiembre, la OMS celebra el Día Mundial para la Prevención del Suicidio.
De los suicidios infantiles registrados en el Perú, la mayoría de víctimas había soportado previamente profundos cuadros de depresión, aunque también se han conocido otros diagnósticos como consumo de drogas y alcohol, trastornos de conducta alimentaria (bulimia) y problemas de conducta y personalidad. Sin embargo, la depresión estuvo en el 75% de los casos.
Las situaciones negativas más habituales por las que atraviesa una familia la están afectando, como la ausencia de los padres, las peleas entre cónyuges, una rápida quiebra del hogar, el abandono paterno, una actitud de escape de la madre respecto de las responsabilidades del hogar, peleas entre hermanos, etc.
En la actualidad, la principal causa por la que los menores peruanos se deprimen y suicidan es el maltrato de padres y familiares. Esta causa predomina más entre niños de 9 a 13 años, mientras que entre los de 14 a 17 años son más decisivos los problemas sentimentales.
El juicio que han esgrimido los estudiosos del suicidio: "Cuando una persona se suicida, es la sociedad la que se muere a plazos. Aceptémoslo: hoy la sociedad peruana se está muriendo cada vez más jóven, y en algún momento nos vamos a quedar sin futuro. No podemos quedarnos a contemplar esto". Es urgente que los padres revisen conscientemente la importancia de su función. "Si nosotros no damos amor a nuestros hijos -y eso incluye dedicación de tiempo-, y además no nos preocupamos de inculcarles valores adecuados, a partir del ejemplo, es difícil que alguien lo haga por nosotros. No necesitamos ser perfectos, solo suficientemente buenos".
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